sonoterapia con Bowls ( Cuencos Tibetanos)

22.11.2011 01:23

Científicamente se encuentra demostrado que todo es energía. Einstein pudo demostrar que la materia se podía transformar en energía y la energía en materia.

Es energía nuestro cuerpo y lo que rodea al cuerpo. Pero, la energía va integrándose al entorno de manera gradual, no existe separación brusca de nuestros cuerpos con lo que nos rodea.
La energía que emana de nuestros cuerpos tiene un radio de acción que va mucho más allá de las formas que se visualizan. Esta energía, al ser emanación de la parte material, se proyecta de acuerdo a la pureza y fuerza que tengan los órganos, mente, sistemas.
Si se tiene la capacidad de visualizar el aura se podrá hasta diagnosticar si se tienen problemas en la salud física o mental.
Como la energía se interrelaciona, es posible mejorar el aura y así mejorar el cuerpo.
Los monjes tibetanos, son considerados como maestros de la vibración y el sonido, consiguiendo mejorar las vibraciones más sutiles por medio de los cuencos o campanas tibetanas y con sus mantras o voces de sus cánticos sagrados.
Un método que puedes descargar gratuitamente te será muy útil para mejorar el aura basado en estos sonidos. Escúchalo en relajación y sentirás que algo mejora en ti y va desapareciendo alguna vibración negativa.
 
El aura
 
El aura desde los experimentos de Semion y Valentina Kirlian, ha cobrado un interés muy especial para la ciencia e inclusive para los gobiernos de EE.UU. y Rusia.
 
Los esposos Kirlian hicieron sus experimentos en el hospital ruso de Alma Ata, por medio de campos electromagnéticos de alto voltaje. Accidentalmente, Semion recibió una descarga en la mano y quedó con un halo luminoso rodeándola, motivando su interés en estudiar este reflejo.
El aura fue la conclusión inmediata e inclusive recibieron apoyo del mismo gobierno de la antigua Unión Soviética.
Los experimentos fueron llevados a película fotográfica y de allí se ha difundido en todo el mundo las posibilidades multi disciplinarias de la energía tanto interna del cuerpo como de su emanación.
Las auras pueden ser vistas a simple vista por personas que puedan desarrollar la visión, lo que frecuentemente es por practicantes de meditación.
Inclusive, personas con ciertos desórdenes de salud como la migraña, epilepsia o del cerebro pueden percibirlas por ciertos momentos.
El aura es el reflejo de la energía de cuerpo y viceversa. Si sanas tu aura, el cuerpo también lo hará.
 
Sonidos y aura
 
Los sonidos son un tipo de energía y estos si son armónicos, armonizarán el aura y las energías circundantes.
Por ello, se utilizan los sonidos de los cuencos y campanas tibetanos que emiten unas vibraciones muy especiales. Estos sonidos atraviesan varias capas de materia, penetrando hasta los órganos del cuerpo, haciendo un efecto más profundo de lo que podría pensarse.
Se discute acerca de la fotografía kirlian que podrían ser emanaciones del aire circundante, ya que al hacerse la fotografía en el vacío no se produce la aparición de imágenes, es un tema en todo caso en discusión, pero el aura se puede “sentir” nítidamente al pasar la mano a cierta distancia del cuerpo.
La evidencia de los tratamientos confirman igualmente su existencia, siendo los resultados muy favorables para la salud.
 
¿Qué es la terapia con cuencos tibetanos? 
 
Es un masaje sonoro realizado con estos instrumentos metálicos (cuencos tibetanos) 
Se utilizan golpeándolos o frotándolos con una baqueta y producen un sonido cargado de armónicos de naturaleza sanadora. 
El paciente se estira en una camilla, cierra los ojos, y exclusivamente se concentra en el sonido que produce el terapeuta al tocar los cuencos tibetanos. 
Los cuencos tibetanos han sido creados con conciencia e intención y son utilizados como guías en ritos ceremoniales, viajes astrales, el despertar de la conciencia y en la curación de enfermedades tanto a nivel físico, psíquico, mental, emocional y espiritualmente. 
Los cuencos tibetanos están compuestos por una aleación de siete metales: plata, oro, mercurio, estaño, plomo, cobre y hierro y forjados de forma artesanal. 
 
¿En qué se basa la terapia del sonido con cuencos tibetanos? 
 
Toda terapia basada en el sonido, se basa en el principio de resonancia, por el cual una vibración más intensa y armónica contagia a otra más débil, disonante o no saludable. 
El principio de resonancia designa la capacidad que tiene la vibración de llegar más allá, a través de las ondas vibratorias y provocar una vibración similar en otro cuerpo. Es decir es la capacidad que tiene una frecuencia de modificar a otra frecuencia. 
Las mujeres que viven juntas o que pasan muchas horas juntas acaban ajustando sus ritmos hormonales. El ejército sabe que cuando cruzan un puente no pueden ir en formación, por el peligro de rotura del mismo, por lo que abandonan la formación hasta que lo han acabado de cruzar. Sendos ejemplos del principio de resonancia.
Además el sonido modifica nuestras ondas cerebrales, ayudándonos a entrar en otros niveles de conciencia, donde son posibles los estados de sanación espontánea y estados místicos, haciéndonos más receptivos a la auto-sanación. 
El tercer factor de la terapia del sonido con cuencos tibetanos, son los armónicos. Cada vez que se produce un sonido aparecen los armónicos. Estos armónicos tienen efectos altamente beneficiosos sobre nuestro cuerpo y sobre nuestro campo energético. 
Aunque no podamos escuchar frecuencias que están fuera de nuestro campo auditivo, ni podamos producir sonidos o frecuencias que estén fuera de nuestra capacidad, sin embargo mediante los armónicos podemos resonar con ellas. 
 
¿En qué nos puede ayudar la terapia con cuencos tibetanos? 
 
El médium Edgar Cayce predijo que el sonido sería la medicina del futuro y esto ya está ocurriendo. 
 
Los grandes expertos en terapia de sonido ya han descubierto científicamente que mediante el sonido se puede conseguir la auto-destrucción de las células cancerosas y la curación de infinidad de enfermedades. 
Los cuencos tibetanos son instrumentos de curación, sanación, relajación y meditación, ayudándonos a establecer una vibración saludable en todo nuestro organismo, tanto a nivel físico, mental o psicológico, emocional y espiritualmente. 
Son un medio maravilloso para equilibrar los chackras y cambiar la conciencia desde un estado alterado de ansiedad y estrés hacia un estado de paz, relajación y serenidad, induciendo estados de sanación espontánea y estados místicos y elevando nuestra frecuencia vibratoria. 
Las personas que han experimentado un masaje sónico con cuencos tibetanos experimentan grandes cambios, mayor claridad mental, aumento de la creatividad, mayor concentración, mayor visión de futuro y una gran sensación de paz. El resultado es un individuo más productivo, más centrado, más feliz, más sereno, más equilibrado, más en paz consigo mismo. 
Existe un espacio de paz en nuestro interior y los cuencos tibetanos nos ayudan a entrar en él, nos ayudan a resonar con nuestra verdadera conciencia o yo superior y con ese sentimiento de paz y serenidad que todos llevamos dentro. 
A nivel físico se utilizan en la curación de cualquier enfermedad; para recargar nuestro sistema energético, para aliviar el sufrimiento y el dolor (incluye el dolor emocional), para eliminar inflamaciones, para estados de ansiedad, angustia, estrés, depresión, tristeza, insomnio, hiperactividad. 
Hace que los sistemas biológicos funcionen con más homeostasis; calma la mente y con ello el cuerpo y tiene efectos emocionales que influyen en los neuro-transmisores y los neuro-péptidos, que a su vez ayudarán a regular el sistema inmunitario, el sanador que llevamos dentro. 
Origen e historia de la terapia del sonido con cuencos tibetanos 
 
Según el gran maestro bodhisattva tibetano Gwalwa Karmaza, los cuencos cantores del Tíbet emiten el sonido del vacío, que es el sonido del universo manifestándose. Son el símbolo de lo incognoscible y como aleación datan de la época del buddha histórico, Shakyamuni (560 - 480 a C.) 
 
Los orígenes de los cuencos tibetanos y su historia detallada se pierden en el pasado lejano y seguramente es un regalo de la religión chamánica Bon, que existía en el Tíbet varios siglos antes de la llegada del budismo. 
 
Tradicionalmente los cuencos tibetanos se utilizaban para la meditación y la sanación en los monasterios de monjes.
 
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